Fundacion Armonia Global...Educando para un mundo Mejor

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martes, 3 de febrero de 2009

ENTREVISTA A ZAMBULING.


“No habrá sociedad sustentable sin cambio interior”
Alfredo Sfeir-Younis

Cómo evalúa el concepto de soste­nibilidad a 16 años de la Cumbre de Río y cuando parece que el tema ha quedado casi exclusivamente confi­nado en el cambio climático?


Pienso que una de las cosas fundamen­tales de Río fue la conciencia pública no sólo de los servidores públicos, sino de las personas en la calle, que ahora com­prenden mucho mejor los efectos medio ambientales. Desde el punto de vista del avance hacia una sociedad sustentable, pienso que no se ha avanzado mucho ni ha habido cambios transcendentales. Las ciudades latinoamericanas no son ciuda­des sustentables, y la contaminación del agua y las enfermedades que produce esa contaminación en las aldeas rurales y en los asentamientos periurbanos es algo realmente dramático. En cuanto a la tie­rra, hay que discutir sobre pesticidas y fertilizantes químicos, además del uso de tierras frágiles que no deberían entrar a la utilización intensiva. La parte amazó­nica forestal también es un tema difícil, aparte de la pesca y lo que significan los animales salvajes y la conservación de la biodiversidad.
Pienso que los proyectos que se han realizado no han dado los resulta­dos que se esperaban. Ahora, el cambio climático como un elemento reduc­cionista me parece interesante, pero no le veo mucho futuro, a menos que cambie la men­te de las personas. Yo creo que no se puede hablar de calenta­miento del planeta sin pensar que se trata del fiel reflejo del recalentamiento interior de los seres humanos. Al Gore dice en su libro sobre medio ambiente que la crisis ambiental de Esta­dos Unidos es un fiel reflejo de su crisis de espiritualidad como pueblo. Yo pienso exactamente lo mismo con relación al cam­bio climático. Sin que se abor­de el calentamiento interior, el cambio climático nunca va a ser resuelto.
Estamos hablando de relaciones de poder, de educación y de procesos graduales impulsados por gobiernos más o menos convencidos de que es ne­cesario cambiar este decli­ve en la construcción de la sociedad sustentable.


Yo creo que hay que pasar de una atención exclusiva de la contaminación como tal a investigar quién contamina y ponerle un nombre, un ape­llido y una cara. Para resolver el tema hay que preguntarse por qué el individuo contamina. Aquí hay dos elementos bási­cos: el concepto de sociedad sustentable en el fondo es esencialmente valórico, y mientras el ser humano no tenga la ca­pacidad de autorrealización en térmi­nos de respeto a la naturaleza y las leyes naturales, será muy difícil que haya un desarrollo sustentable. No estamos avan­zando en dirección a sociedades susten­tables, a pesar de que todos conocemos las reglas porque tenemos un alto nivel de toxicidad. Hoy nadie tiene una sen­sibilidad de lo que significa que en este instante preciso se esté cayendo un árbol de 3.000 años en la foresta amazónica. La contaminación de nuestros sentidos es tan alta que no tenemos la sensibilidad de la destrucción ambiental, y ese es el tema fundamental. Si tú me preguntas cuál es entonces la política, yo diría que el pri­mer paso es una gran desintoxicación del ser humano.

Los pueblos indígenas reclaman que ellos sí son respetuosos de la natura­leza.
Si miramos la ciencia, la economía, la ingeniería y la arquitectura al estilo pos­tindustrial, notamos que el gran error es la separación del sujeto con el objeto. En nuestras profesiones hemos separa­do al ser humano de la naturaleza como si fuera algo diferente. Estructuralmente nos sentimos superiores a la naturaleza, que concebimos como una cosa por con­quistar, algo inferior que podemos apro­piar. Esta filosofía se ha expresado en el desarrollo económico de los países a tra­vés de la infraestructura, las carreteras y la destrucción de la foresta.


La cosmovisión indígena, en cam­bio, no separa al ser humano de la na­turaleza porque lo concibe como un código genético interactivo, o sea que la destrucción de la naturaleza significa la destrucción de la población humana. La interdependencia entre el ser huma­no y la naturaleza se entiende desde su forma más estructurada hasta su forma más sutil. En nuestro caso no es así porque nosotros miramos los bosques como una cosa de afuera; el indígena lo ve como parte de su propia existen­cia y que tiene relación con su entorno más íntimo. La tierra como tal no es una cosa que está para ser productiva desde el punto de vista del mercado; la tierra es el único ambiente en el cual uno está inmerso como ser humano y puede transformarse a través de la propia transformación de la tierra. Por lo tanto, des­truir la tierra y los bosques o contaminar las aguas significa para los pueblos indígenas la destrucción de su existencia.


La ciencia poco a poco está encon­trando lo que los indígenas encontra­ron hace mucho tiempo. En los medios científicos tradicionales se ve que la se­parabilidad entre ciencia y ser humano, entre ciencia y espiritualidad, entre es­piritualidad y naturaleza, es imposible. Por eso digo que la cosmovisión indíge­na es la base de la visión futura, en vez de verla como una cosa melancólica del pasado. Por el contrario, somos muy afortunados de que hoy aparezca este reconocimiento, porque la cosmovisión indígena tiene muchísimo que ofrecer en términos de política económica y social. Un ejemplo concreto es no se­parar las políticas comunitarias del ser humano con la política del medio am­biente; o sea, es imposible avanzar en los aspectos comunitarios sin avanzar en las leyes naturales para no eliminar el balance ecológico.
Para mí, entrar en el tema indígena fue como un tesoro escondido que me ahorró cientos de horas de educación en el ámbito de la economía y la política social.


¿Cómo ve lo que está ocurriendo en Bolivia desde que por vía democrática un representante indígena ha llegado a la Presidencia?


Que se elija un indígena que es el candi­dato de los indígenas es históricamente muy importante y conlleva dos cosas centrales: primero, la responsabilidad de un gobierno exitoso; sería una tragedia que no sea capaz de resolver los proble­mas indígenas ni los problemas de los no indígenas. Segundo, este gobierno debe ser un gobierno amplio, del cual la gente indígena y no indígena comprenda que no va aplicar sólo una política de revan­cha y venganza.
Creo que el gobierno de Evo Mo­rales podría demostrar que el intelecto, la ciencia, la concepción, la visión y la política de lo indígena tienen un espacio en el mundo moderno de la globaliza­ción. Pienso que Evo Morales tiene la oportunidad de dar un mensaje al mun­do de que puede haber un continuum en vez de una mutación y que muchos gobiernos de pueblos indígenas pueden aparecer.
Los pueblos indígenas deberían usar los mejores abogados, economistas y políticos indígenas y no indígenas para gobernar. Yo siempre admiré la elección de Evo Morales, pero no estoy seguro de si en este momento ha adoptado la dirección adecuada.
* La entrevista se llevó a cabo en Caracas
el 19 de enero de 2008.


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