Elsy Mata Marcano
“El Socialismo del Siglo XXI dentro de su concepción es un sistema que cree en el ecodesarrollo y esta comprometido con la defensa de la naturaleza”. H.C
El presente milenio empezó con un reconocimiento por parte de la comunidad internacional de las múltiples situaciones críticas que enfrenta, las más pasmosas de las cuales son abordadas en la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas: hambre, pobreza, desigualdad de género, mortalidad infantil, crisis del agua y deterioro del medio ambiente. En términos más generales, creo que el mundo actual encara tres desafíos principales que abarcan todos los demás problemas: el reto de la seguridad, incluyendo los riesgos asociados con las armas de destrucción masiva , el terrorismo y catástrofes medioambientales; el reto de la pobreza y el reto de la sostenibilidad ambiental. Ningún gobierno nacional, hasta el de un estado poderoso, ni ningún grupo de países, hasta los más acaudalados, es capaz de enfrentar estos desafíos por sí solo.
Llego el momento en que los testimonios de personas comprometidas lleguen y lleven a toda la humanidad para que avancemos JUNTOS a la madurez global, eso se trata de estar conciente de los peligros que encaramos y de las responsabilidades que inevitablemente habrá de asumir de cara a futuras generaciones, si ha de continuar tratando al medio ambiente como que todo siguiera igual.
Los patrones dominantes de producción y consumo están causando devastación ambiental, agotamiento de recursos y una extinción masiva de especies. Las comunidades están siendo destruidas. Los beneficios del desarrollo no se comparten equitativamente y la brecha entre ricos y pobres se está ensanchando. La injusticia, la pobreza, la ignorancia y los conflictos violentos se manifiestan por doquier y son la causa de grandes sufrimientos.
Un aumento sin precedentes de la población humana ha sobrecargado los sistemas ecológicos y sociales. Los fundamentos de la seguridad global están siendo amenazados. Estas tendencias son peligrosas, pero no inevitables. La elección es nuestra: formar una sociedad global para cuidar la Tierra y cuidarnos unos a otros o arriesgarnos a la destrucción de nosotros mismos y de la diversidad de la vida. Se necesitan cambios fundamentales en nuestros valores, instituciones y formas de vida. La Sed de revolución esta esparcida por el Planeta, tiene su epicentro en América pero debemos avanzar hacia la verdadera revolución personal de Conciencia: coherencia de pensamiento, verbo y acción.
Poseemos el conocimiento y la tecnología necesarios para proveer a todos y para reducir nuestros impactos sobre el medio ambiente. El surgimiento de una sociedad civil global, está creando nuevas oportunidades para construir un mundo humanitario. Nuestros retos ambientales, económicos, políticos, sociales y espirituales, están interrelacionados y juntos podemos proponer y concretar soluciones comprensivas.
Necesitamos urgentemente una visión compartida sobre los valores básicos que brinden un fundamento ético para la comunidad mundial emergente. Por lo tanto, juntos y con una gran esperanza, afirmamos los siguientes principios interdependientes, para una forma de vida sostenible, como un fundamento común mediante el cual se deberá guiar y valorar la conducta de las personas, organizaciones, empresas, gobiernos e instituciones transnacionales.
Como nunca antes en la historia, el destino común nos hace un llamado a buscar un nuevo comienzo. La vida a menudo conduce a tensiones entre valores importantes. Ello puede implicar decisiones difíciles; sin embargo, se debe buscar la manera de armonizar la diversidad con la unidad; el ejercicio de la libertad con el bien común; los objetivos de corto plazo con las metas a largo plazo. Todo individuo, familia, organización y comunidad, tiene un papel vital que cumplir. Las artes, las ciencias, las religiones, las instituciones educativas, los medios de comunicación, las empresas, las organizaciones no gubernamentales y los gobiernos, están llamados a ofrecer un liderazgo creativo. La alianza entre gobiernos, sociedad civil y empresas, es esencial para la gobernabilidad efectiva.
Con el objeto de construir una comunidad global sostenible, las naciones del mundo deben renovar su compromiso con, cumplir con sus obligaciones bajo los acuerdos internacionales existentes y apoyar la implementación de los principios de la carta de la Tierra, a Agenda 21 y accionar por un medio ambiente y desarrollo. Trabajemos juntos en esta Aldea global para que Esta Revolución de Conciencia del XXI sea recordada con el ejemplo y Que el nuestro sea un tiempo que se recuerde por el despertar de una nueva reverencia ante la vida; por la firme resolución de alcanzar la sostenibilidad; por el aceleramiento en la lucha por la justicia y la paz y por la alegre celebración de la vida.
La Carta de la Tierra se ha vuelto necesaria si hemos de sobrevivir. Ésta reconoce que la crisis reside no sólo en nuestro crecimiento económico y en nuestro consumismo; también reconoce que la crisis está en nuestra vida social, moral y espiritual. La certeza de que las metodologías científicas y tecnológicas son los únicos enfoques válidos a la verdad y al conocimiento, está cambiando. En el curso de los últimos doscientos o trescientos años, la ciencia y la tecnología del mundo occidental han sido utilizadas a su antojo por el hombre para satisfacer su avaricia y su sed de poder.
Durante este proceso, ha dañado y envenenado profundamente la Tierra, pero también se ha dañado profundamente y se ha contaminado espiritualmente a sí mismo. La Carta de la Tierra como documento y propuesta nos ofrece la visión, el fundamento espiritual y ético, la dirección y los límites del cambio científico y tecnológico. Nos ayuda a contar con una perspectiva holística, ecológica y ética del conocimiento, perspectiva que de muchas formas se asemeja a la de los místicos y a la de personas religiosas espirituales.
Según las enseñanzas de Gandhi, Jesús, Buda etc. si la voz de los Derechos de la Tierra se ha de convertir en una realidad viva, el punto de partida para el cambio somos nosotros mismos. Si nosotros no somos capaces de cambiar, entonces no podremos cambiar al mundo. Necesitamos esa fortaleza interior para decirnos a nosotros mismos y al mundo, “Mi vida es mi mensaje”. Si somos incapaces de hacer esto, Los Derechos de la Tierra estarán destinada al fracaso y con ellos la vida del hombre.
La Carta de la Tierra considera sagrada a la Tierra, al igual que lo hacían las creencias indígenas, hindúes, paganas, jainas y budistas. Trataban la Tierra como si fuese sagrada y explotaban la naturaleza racionalmente, preocupándose por su bienestar y por su sostenibilidad. Según expresó Gandhi, “La Tierra proporciona lo suficiente para satisfacer las necesidades de cada hombre, pero no la codicia de cada hombre”. Si nos preocupa el desarrollo sostenible, la pobreza, la equidad, la violencia, el crimen y las guerras, deberíamos acatar las enseñanzas de hombres de profundos valores espirituales, morales y éticos. Si queremos salvar la Tierra y movernos hacia un futuro sostenible, hay mucho que podemos aprender de de los sabios y de nuestras capacidades.
Finalmente, la sostenibilidad de la Tierra tiene su fundamento en las profundas experiencias espirituales y religiosas. Los Derechos de la Madre Tierra también necesitan de nuestra dedicación y compromiso, al igual que los himnos védicos, los salmos católicos, los cánticos hindúes y los mantras budistas , El compromiso de voluntades humanas y su intensidad, esto cambiará al mundo. Debemos tratar a la Tierra como si fuese sagrada ( para mi los es al igual que nuestros ancestros la llaman Pachamama, Gaia o Madre tierra ), con respeto y compasión, usándola sólo hasta donde la sostenibilidad nos lo permita.
Activamos un Compromiso que cada quien debe asumir y reaccionar con una acción tangible desde sus posibilidades en PRO de una TIERRA EQUILIBRADA. Siempre Promoviendo la Revolución de Conciencia.
Elsy Mata Marcano. Directora de la Fundación Armonía Global. Contactos: Elsymata50@cantv.net 04148189443. www.fundacionarmoniaglobal.blogspot.com