Fundacion Armonia Global...Educando para un mundo Mejor
jueves, 6 de agosto de 2009
La llama de la PAZ Ha sido encendida en el Parque de la Paz, en Hiroshima
El 6 de agosto de 1945 la bomba atómica fue lanzada contra la localidad japonesa de Hiroshima. A las 5 y 32 minutos de la madrugada del 6 de agosto de 1945 un bombardero B-29 partía de una pequeña isla del Pacífico Sur en el curso de una operación secreta. Su misión era arrojar sobre una ciudad japonesa la primera bomba atómica de la historia.
Hay seres humanos que son lo que son: Empresarios globales, políticos honestos, artistas genuinos, científicos comprometidos, filósofos con pasion, abogados justos y medicos sanadores Porque supieron hacer sinergia con sus circunstancias personales, sociales, políticas, culturales. Asumieron el riesgo que implica asumir sus responsabilidades, lo lograron cuando pasaron de su infancia emocional a la adultez espiritual . Tengo FE en que la CONCIENCIA GLOBAL nos permitita construir un Mundo Mejor. Me parece oportuno que Tengamos en nuestros pensamientos una reflexion por el Pasado y una Accion Presente a favor de la Paz Mundial.Rememoramos hoy el 64 aniversario de la bomba atómica sobre Hiroshima con un llamado en favor de un mundo libre de armas nucleares.
Cuando me preguntaron sobre algún arma capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica yo sugerí la mejor de todas: La paz. Albert Einstein (1879-1955)
Con AMor
Elsy Mata Marcano
Activista de Paz.
Fundacion Armonia Global
Contact: 04148189443
La llama de la MM ha sido encendida en el Parque de la Paz, en Hiroshima
El acto ha tenido lugar justo ante la antorcha que permanece activa desde 1945 por la memoria de aquéllos que fallecieron y hasta que todas las armas nucleares sean eliminadadas. Representantes de la Marcha Mundial -presentes en el acto- asumieron llevar la llama de Hiroshima por todos los países por los cuales pasará la MM, reclamando la abolición nuclear.
PressenzaHiroshima, 2009-08-05: En un emotivo acto, en el cual fueron pedidos buenos deseos de paz en distintas lenguas, participantes de la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia asumieron llevar la llama de Hiroshima por todos los países por los cuales pasa la MM, reclamando la abolición nuclear.
En el acto participaron Bob Harvey, alcalde de Waitakare (Nueva Zelanda)y Steve Leeper de Mayors for Peace, junto a representantes de los sobrevivientes de la bomba y jóvenes de Hiroshima. También estaban presentes responsables de la Marcha de distintos países y miembros de Pressenza, que están cubriendo los diferentes actos conmemorativos del lanzamiento de las bombas de Hiroshima y Nagasaki.
Hiroshima: Prohibido Olvidar:
La campana de la paz volverá a doblar este jueves en Hiroshima en memoria de los miles de seres que hace 64 años perecieron calcinados por la onda de calor desatada por una sola bomba, tan intenso, que dejó la sombra de las vestimentas unos, estampadas en paredes, mientras otros se arrastraban vomitando sangre, rogando por una gota de agua que saciara la sed de su agonía, víctimas del mayor genocidio de la historia.
Fue un 6 de agosto de 1945 que la superfortaleza B-29 al mando del coronel Paul Tibbets, lanzó sobre la ciudad japonesa la primera bomba atómica, ignorando que al hacerlo morirían miles de madres como Enola Gay, nombre de su madre, y con el que había bautizado el bombardero que comandaba, y junto con ellas, miles de niños, hombres y mujeres que a esa hora, las 8 y 15 de la mañana despertaban sin saber que sería el último día de sus vidas.
El mundo tiene prohibido olvidar ese crimen que en cuestión de segundos segó vidas inocentes, pobladores de una ciudad escogida como “laboratorio de prueba” de un arma creada para vergüenza de la humanidad, por científicos que, olvidando su misión de llevar progreso y bienestar a sus semejantes, cambiaron el curso de la historia engendrando el monstruo del Terror nuclear, que desde entonces amenaza con destruir todo vestigio de vida en el planeta.
Pertenecen esos hombres de ciencia, a esa clase de seres que, Bolívar al condenar los actos criminales que ejecutan, contrarios al bien que están llamados a ejercer en beneficio de la humanidad, dijo al referirse a ellos, que “el talento sin probidad es un azote”, como lo fue el flagelo que desataron al abrir esa moderna Caja de Pandora que liberó el monstruo del terror nuclear que aún hoy sigue cobrando vidas, por la radiación que mata a miles de sobrevivientes y sus descendientes.
Como dueño exclusivo de tan poderosa arma, EEUU se dedicó intimidar mediante el chantaje nuclear a la URSS, su antiguo aliado durante la Segunda guerra mundial, constituida en el mayor obstáculo para sus planes de dominación mundial, y con un poder de destrucción masiva como nunca antes conoció el mundo, decidió poner de rodillas a Moscú y a cualquier nación que se atreviera a confrontarlo ideológica y políticamente y destruirlo si osaba enfrentarlo militarmente.
Para asegurar su privilegiada posición de única potencia atómica planetaria, El Imperio, desencadenó una macabra espiral de ensayos nucleares, envenenando con la radiación que desataron, milenarios paraísos terrenales del Pacífico, como los atolones de Bikini y Enewetak, cuyos efectos letales se extendieron por miles de kilometros a la redonda.
La contaminación de las aguas del océano por esas pruebas provocó la muerte a miles de moradores de islas y atolones y de algunos pescadores, lo mismo que de millones de especies marinas y arrecifes de corales, crimen de lesa humanidad y ecocidio que ha permanecido impune hasta nuestros días, efectuando entre 1945 y 1992, más de mil ensayos no sólo en el Pacífico sino en su propio territorio, en los estados de Nuevo México, Alaska, Colorado y Misissipi.
Con lo que no contaban los “heraldos de la muerte” de Washington, era que la URSS, sería capaz de construir su propia arma nuclear, como una acción de defensa propia contra las amenazas del imperio, hecho que sucedió el 29 de agosto de 1949, cuatro años después de que EEUU lo hiciera por primera vez el 16 de junio de 1945.
A partir de entonces, una vez neutralizado el chantaje nuclear que ejercía, EEUU se vio obligado a respetar a la nueva potencia atómica, que lo confrontó en una guerra fría, hasta su desintegración en 1991, lo que hizo pensar erróneamente a Francis Fukuyama, que el fin de la historia había llegado para dar paso a un mundo dominado por un pensamiento único donde el neoliberalismo y el libre mercado, sustituyen a las ideologías.
El politólogo yanqui ignoraba que la historia, como las ideas, jamás mueren. Que permanecerán vivas mientras exista un solo hombre sobre la tierra capaz de escribir lo que piensa sobre la pared de una cueva, aún cuando el Imperio destruya al mundo, como pretendió hacerlo recientemente con Paquistán, como suele proceder siempre, mediante el chantaje nuclear, amenazándolo con “devolver al país a la Edad de Piedra, si el gobierno no colaboraba en la lucha contra el Talibán.”
Los que perecen son los imperios, los que a lo largo de la historia lanzan guerras, invaden y exterminan pueblos, como el imperio yanqui, que además provocó una carrera armamentista por parte de naciones que para defenderse del chantaje nuclear fabricaron sus propios artefactos nucleares como lo hizo la URSS y últimamente Corea del Norte, sometida por más de medio siglo a esa forma de extorsión hasta que construyó su propia bomba atómica.
Sin embargo, EEUU, es y seguirá siendo la potencia nuclear mas grande del planeta con miles de cabezas nucleares a bordo de aviones, submarinos, portaviones y otras miles colocadas en sus más de 700 bases militares diseminadas a lo largo y ancho del planeta las que hoy se dispone ampliar instalando en Colombia siete más, las cuales, en el momento que lo considere necesario, podrá lanzar mortíferos ataques contra uno o varios países vecinos.
De allí la preocupación y condena de Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Brasil, Chile y otros países, al plan de Washington, que bajo la servil aceptación de Álvaro Uribe Vélez, el mandatario neogranadino, contempla sembrar de ese tipo de instalaciones bélicas el territorio del país neogranadino en flagrante y violación de la soberanía patria, en estratégicos enclaves como Cartagena, Larandia, Tolemaida, Málaga, Apiay, Palanquero y Malambo.
Se trata de una red de bases aéreas dotadas de grandes bombarderos, aviones de transporte de helicópteros y cazas de combate, que en cualquier momento pueden ejecutar el ambicioso proyecto bélico de Washington de invadir la Amazonía, cuyo propósito es adueñarse de sus ingentes recursos naturales, y en caso de enfrentar, como es lógico suponer, la fiera resistencia de los países invadidos, desatar un ataque nuclear como el de Hiroshima.
Por eso, mantener vivo el recuerdo del ese genocidio es cuestión de principios; de compromiso con la vida por parte de las generaciones surgidas a partir del 6 de agosto de 1945, porque los autores de ese crimen, los amos del Imperio, los que en nombre de la libertad han cometido las más grandes masacres de la historia, pretendan borrarlo de la memoria colectiva, diluyendo su recuerdo, ya que hoy, apenas si lo mencionan dedicándole cada vez menos espacios en sus medios.
Casi lo han logrado con el genocidio perpetrado en Nagasaki tres días después, donde imprimieron una nueva edición de muerte, esparciendo el mismo viento y la misma lluvia de gotas negras mezclada con el fuego que se propagaba por todas partes, desprendiendo piel y cabellos de quienes morían vaporizados por el calor de una nueva bomba que, como el ángel maldecido por el cielo, se posó sobre la ciudad convirtiéndola en otro infierno.
Porque al mundo sólo se la habla de Hiroshima, mientras que muy poco o nada se dice de Nagasaki, donde más de 70 mil seres humanos corrieron la misma trágica suerte de sus hermanos que perecieron pulverizados en la primera ciudad del mundo víctima de un ataque nuclear, por lo que tampoco hay que olvidar a sus muertos, y su recuerdo como el de los muertos de Hiroshima, debe ser un grito a la conciencia planetaria para que jamás se repita un crimen similar.
Y mañana, cuando vuelva a doblar la campana de la paz en Hiroshima, su eco se ampliará el 9 de agosto al doblar las campanas de Nagasaki como un canto a la vida y una voz de condena a la muerte absurda de la guerra, y su tañir, tendrá eco en el resto de los pueblos del planeta, cuyo dedo acusador señalará una vez más al Imperio asesino, hoy en decadencia, que hace 64 años perpetró el primer crimen nuclear que ojalá sea el único y último de la historia.
Caracas, Ago.5 ABN (Por Hernán Mena Cifuentes)
Fuente: http://www.abn.info.ve/go_news5.php?articulo=193642&lee=15
Un doble "hibakusha" sigue luchando contra el armamento nuclear en Japón
Nagasaki, sigue luchando contra las armas nucleares porque sus "dos muertes" le enseñaron que destruyen la dignidad humana, según explica en una entrevista con Efe.
Aunque el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, habla de un mundo sin armamento nuclear, Yamaguchi, ingeniero retirado, cree "prácticamente imposible" que esto ocurra en unos pocos años de mandato.
"Ese país causa guerras por interés de las empresas, no podrá con ello", afirma el anciano, que está sordo de un oído y perdió a un hijo a consecuencia de las radiaciones recibidas cuando tenía sólo seis meses.
Este doble "hibakusha", como se conoce en Japón a las víctimas de las bombas atómicas, trabajaba en 1945 como ingeniero en la sede de Nagasaki del fabricante de armamento Mitsubishi Heavy, pero habitualmente viajaba a otras ciudades de Japón como Hiroshima, a 300 kilómetros de distancia.
A las 8 de una mañana calurosa del 6 de agosto de 1945, el ingeniero estaba de camino a la fábrica de Mitsubishi de Hiroshima cuando, en el cielo, vio dos paracaídas que caían y, poco después, una luz de intenso color blanco.
"Nadie sabía lo que ocurrió hasta que lo anunció el Gobierno pero pensé que había caído el Sol a la Tierra", confiesa Yamaguchi a Efe en un relato escrito con letra temblorosa que ocupa seis folios, debido a que oye mal y prefiere no hablar por teléfono.
La destrucción causada por el bombardero estadounidense "Enola Gay" mató a 140.000 japoneses ese día. Un día despúes Yamaguchi tenía previsto regresar a su ciudad natal, Nagasaki, donde sigue residiendo.
El anciano explica que recuperó la conciencia después de recibir la onda expansiva de una bomba que dejó a Hiroshima "completamente destruida, oscura y llena de aceite, sangre y sudor".
Otra de las víctimas, relata, le dijo que su cabeza y sus brazos estaban totalmente quemados pero, pese al dolor, trató de buscar un lugar seguro entre las montañas de cadáveres, mientras empezaba a caer una lluvia negra sobre la ciudad.
Como cuenta en su libro "La vida regalada", publicado en 2006, tras pasar la noche en vela, al día siguiente consiguió tomar un tren con centenares de personas hacia Nagasaki, donde le recibió su familia después de casi 24 horas de viaje.
Allí nadie se creía lo que contaba de Hiroshima pero cuando tres días después, el 9 de agosto, vio la misma luz en el cielo antes del mediodía, entonces sí la reconoció y se dijo: "Me persigue".
Al término de 1945, 74.000 personas habían fallecido en Nagasaki y otras 140.000 en Hiroshima por las heridas causadas por las bombas atómicas, aunque fueron muchas más las víctimas en años posteriores debido a las radiaciones.
Según datos del ayuntamiento de Nagasaki, hubo 34 dobles "hibakushas" que vivieron ambas tragedias pero hoy en día quedan apenas 20 testigos.
Para Yamaguchi la sombra de la bomba atómica siempre ha estado presente en su cuerpo. En el verano de 1945 sufrió una fuerte reducción de glóbulos blancos y la pérdida del oído izquierdo, y después se operó de cataratas y perdió la vesícula.
Aun así, Yamaguchi no hablaba de su dura experiencia abiertamente pues, según cuenta, "me sentía incapaz de explicar todo aquello".
Todo cambió cuando en 2005 su hijo murió a los 59 años debido a un cáncer que achaca a la radiactividad recibida cuando era sólo un bebé.
Ya con 90 años, en 2006 Yamaguchi protagonizó un documental y se sacó su primer pasaporte para dar conferencias en Nueva York con las que insistir en que las bombas atómicas no tienen justificación, ni siquiera para acabar una guerra.
"Me sentí responsable. He muerto dos veces y nací dos veces en esta vida, tengo que contar ese hecho de la historia antes de morirme", confiesa a Efe.
Yamaguchi no siente de todas formas rencor hacia EEUU en parte porque después de la II Guerra Mundial trabajó como traductor para los marines norteamericanos y como profesor de inglés en una escuela.
"La paz no tiene razas ni fronteras", afirma Yamaguchi, que a su avanzada edad piensa que su experiencia ha sido "un peso injusto", pero se concentra ahora simplemente en "vivir como los demás".
Yoko Kaneko
Un doble "hibakusha" sigue luchando contra el armamento nuclear en Japón
Por Agencia EFE –
Tokio, 5 ago (EFE).-
Fuente: http://www.google.com/hostednews/epa/article/ALeqM5hhBm2-dlrYqOuktAbirb7y-521gA
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